“En un coro de adultos mayores, más allá de la técnica lo que sobra es energía y goce. Eso lo da la sabiduría, algo que los coros más jóvenes tienen que aprender: a dejarse llevar por la música y a disfrutar”, afirma Marta Acha, que se formó en Tucumán y dirige el Coro de Cámara Municipal de San Fernando del Valle de Catamarca.
“Trabajo el canto desde el Método Funcional, con todo lo que tiene que ver con herramientas expresivas desde el juego; porque el canto implica el cuerpo, la mente y lo emocional, sumado a la personalidad y a la estética personal de cada uno”, expresa Mariana Macchiarola que es maestra de Canto y Técnica Vocal y trabaja en el Programa Cultural en Barrios, en Buenos Aires.
En el marco del Encuentro de Coros Universitarios que organizó el Coro Exun, las docentes dictaron talleres abiertos: “El canto en adultos mayores” y “La importancia del gesto en la dirección de coros”, a cargo de Acha, y “Canto en acción”, por parte de Macchiarola. Cantar caminando con los ojos cerrados en la oscuridad hasta representar los elementos -tierra, aire, agua y fuego- relacionados con la ira, el romance, la tristeza o la alegría fueron algunos de los juegos que propuso este taller.
Trabajar la voz
“Cuando uno trabaja desde el juego puede profundizar sin juzgarse o juzgar. Da más espacio para mostrar lo que podés dar -sostiene Macchiarola-. Es bueno que cada persona entienda que lo que tiene es suyo, y propio, y que no tiene que estar comparándose con el otro. Si llegás a un taller donde hay otro que canta mejor, abandonás, y eso hace que no puedas trabajar con tu instrumento-voz ni mejorar. Se trabaja desde metas chiquititas, por ejemplo: ‘tengo que cantar esta nota y no llego’”.
El resultado
“Estos talleres aportan muchos beneficios. La propuesta supera las expectativas y después se vuelca en el trabajo de ensayo. Me sirve para tomar de referencia y aprovechar el entusiasmo del coreuta, que descubre algo nuevo y lo aplica”, señala Lucas Sorroza Díaz, director del Coro Exun.
En tanto en el taller de gesto, Acha quiso revalorizar el contacto del director con los coreutas a través de sus recursos -los brazos, las manos, el rostro-. “Y sobre todo el hecho de compartir y combinar con ellos el hacer música, que no se reduce a cuestiones técnicas resueltas sino una propuesta que surge en el mismo momento del concierto, solo en justa medida de lo que un director debería ofrecer a sus músicos”, dice la docente.
En el taller de canto con los adultos mayores la propuesta fue revalorizar el goce del canto. “El canto es beneficioso para todas las edades cuando se lo toma como un hecho fisiológicamente natural -define Acha- . Todos tenemos la posibilidad de cantar; no hay nadie que no cante. Es un hecho natural y gratifica la mente y el espíritu, por eso es que un director debe estar preparado para no solo enseñar cuestiones técnicas, sino para transportarse en esa otra dimensión”.
“Los adultos mayores, en la medida en que su rol en la sociedad no es muy activo, corren riesgo de marginarse. A través del arte se sienten útiles y aportan sabiduría -concluye-. Todas las limitaciones se pueden superar, pero lo que resulta más complicado de lograr disfrutar de la música”.